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AMBA Incrementan talleres deficientes y cristales reprocesados sin seguridad

La importancia del mantenimiento a unidades reforzadas, así como alerta de la aparición de «talleres deficientes» y cristales reprocesados de dudosa calidad y alto riesgo.

Lo anterior fue informado por Esteban Hernández López Poseer, presidente de la Asociación Mexicana de Blindadores de Automotores (AMBA), utilizar y mantener en óptimas condiciones un vehículo blindado se ha vuelto tema de relevancia en materia de seguridad para los ocupantes, en virtud de que han aparecido “centros de servicio” que se dicen especialistas en este tipo de unidades pero carecen del personal calificado, lo cual se traduce en riesgo, pues muchas veces eliminan partes de protección balística al “considerar que no tienen utilidad alguna”. Además, algunos talleres instalan vidrios blindados de dudosa calidad o de menor capacidad balística, incluso hay caso de cristales reprocesados, los cuales regularmente siempre pierden todas las normas. Esto, casi siempre el dueño del auto lo ignora y viaja con alto riesgo.   

La AMBA desde su creación hace 23 años, promueve entre su vasta lista de clientes, la importancia que tiene el llevar la unidad a los talleres certificados y especializados de los miembros de esta organización, quienes son multimarca, pues además de asumir las garantías de la armadora por tratarse de un vehículo modificado, el personal técnico sabe, primero, la importancia que cada pieza de protección balística conlleva y segundo, en caso de requerir sustitución de partes, conoce  detalle los protocolos y procedimientos para hacerlo.

En la AMBA conocen y respetamos tres importantes elementos de un vehículo blindado: la integridad balística, el funcionamiento motriz y la estética; estos dos últimos se deben preservar de la mejor manera para extender la vida útil del vehículo. Ante un caso de atentado, un automotor blindado debe responder en segundos al contar con sistema de frenos y de suspensión en óptimas condiciones, elevadores de vidrios en funcionamiento y runflats, así como llevar por lo menos medio tanque de combustible y nunca dejar que baje de un cuarto.

Sin duda, los periodos de mantenimiento de un vehículo blindado se deben ejecutar en lapsos más cortos a los de un auto ordinario, ello por el desgaste que sufren sus partes de recambio por el peso añadido. Importante identificar que no haya huecos que permitan la filtración de aire o agua, pues, aunque no son partes balísticas, el desperfecto de algún sensor o computadora, puede poner en riesgo a los ocupantes de la unidad al quedar en inmovilidad.

Estas recomendaciones de la asociación  han tomado fuerza, en virtud que han aparecido en diversas ciudades de México, “talleres deficientes” que ofrecen el servicio más barato (hasta 20% abajo del precio mercado) que las agencias de autos y de las blindadoras, pero con el total desconocimiento en rubros de protección balística. Para estos locales, su acción más recurrente es quitar aditamentos de protección balística, pues consideran que no tiene razón de ser su colocación.

El tema de los talleres no certificados representa un alto riesgo para los usuarios de blindados y la aparición de éstos se ha incrementado en las principales ciudades donde más se venden blindados, aproximadamente en un 10%. Importante mencionar que los precios de mantenimiento en una blindadora son en promedio 10% más altos que una agencia convencional, principalmente por la alta especialización del personal técnico.

Para hacer un comparativo sobre la importancia del mantenimiento a blindados, dentro del manual de un vehículo convencional se marca un determinado kilometraje para la sustitución de piezas; en contraparte, un automotor blindado es considerado de uso rudo (por el peso añadido) y sus periodos deben ser a la mitad de los no blindados.

Respecto a los cristales que sufren deslaminación, la sustitución; por ejemplo, en un blindaje Nivel IIIA equivale a un costo de entre 70 y 100 mil pesos. En un taller convencional esto no se hace. Hemos recibido autos a los que les quitaron la capa de policarbonato y con ello “terminaron con la deslaminación”. En la reventa de esa unidad, el nuevo dueño ni se enteró de la acción y se está llevando un vehículo con blindaje parcial, lo que la AMBA siempre ha rechazado.

En vidrios blindados existe otro riesgo: talleres instalan vidrios blindados de dudosa calidad o de menor capacidad balística, incluso hay caso de cristales reprocesados, los cuales casi siempre pierden todas las normas. Instalarlos en un vehículo blindado incrementa los niveles de riesgos balísticos.

Lamentablemente, en muchas ocasiones los mismos clientes dinamizan la aparición de estos talleres, pues por ahorrarse cierta cantidad confían su unidad blindada a cualquier persona, pues sólo “se trata de un servicio más”. No hay punto de comparación entre un vehículo cuyo blindaje costó entre 35 y 75 mil dólares contra un “ahorro” de 2 a 5 mil pesos por el servicio con el taller de mala calidad.

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